¿Qué es el NEAT?
La mayoría de las personas que se apuntan al gimnasio lo hacen con la firme intención de perder peso. Para lograr ese objetivo lo que tenemos que conseguir es un déficit calórico, es decir, tenemos que gastar más calorías de las que ingerimos. Tradicionalmente para conseguir ese déficit se ha recurrido al entrenamiento y a la alimentación saludable. Pero hoy vamos a introducir otro factor en esa ecuación.
Primero vamos a empezar por cómo se distribuyen las calorías diariamente. El total de la energía consumida por una persona se puede desglosar en la siguiente imagen. Lo primero que tenemos es el metabolismo basal en reposo (color rojo), que representa la mayoría de nuestro gasto, concretamente el 60%. Esta franja hace referencia a las funciones vitales del día, como: respirar, mantener la temperatura corporal, pensar, etc. Aunque es el que más importancia tiene, también es sobre el que menos control tenemos. Después tenemos el cuadro amarillo, que hablaremos en otra publicación y por último tenemos los dos cuadros que podemos manipular para conseguir resultados, el NEAT (el azul) y el ejercicio (el verde). Aunque hoy vamos a hablar principalmente del NEAT.

NEAT son las siglas en ingles de ‘’Non exercise activity termogenesis’’, o lo que es igual, la actividad física que hacemos al día sin contar el entrenamiento. Como vemos en la imagen, la actividad que no está programada tiene un impacto mayor sobre el gasto calórico que el propio ejercicio. Esto quiere decir que es mucho más efectivo estar todo el día moviéndote, que ir al gimnasio a hacer dos horas de ejercicio aeróbico y pasarte el resto del día sentado en el sofá viendo la televisión. De igual manera, es preferibles hacer un entrenamiento exigente pero que a la misma vez te permita usar las escaleras y tener una vida activa, que solo entrenar en el gimnasio.
A continuación, te presento algunas actividades que puede introducir en tu día a día para aumentar el NEAT:
Caminar: está es una de las más importantes, siempre que puede ve andando a los sitios. La OMS recomienda un mínimo de 10.000 pasos diarios, acción que casi nadie cumple. Para ello puedes subir y bajar escaleras, hacer un camino más largo para ir a los sitios, bajar una parada antes en el autobús o en el metro y camina el resto. En vez de conducir, si vas a un lugar cercano, camina o usa la bicicleta.
Oficina: Mantente de pie al hablar por teléfono, leer cosas cortas o hablar con alguien. No pierdas oportunidad de ponerte de pie en la oficina, camina a la oficina de tus compañeros en vez de enviarles un email o llamarlos por teléfono. Simplemente estar de pie consume más calorías que estar sentado.
Hogar: Fregar el suelo, lavar el coche, limpiar las ventanas, es preferible barrer a usar la aspiradora. Muchas de estas desagradables tareas domésticas tienen como lado positivo que gastan muchas calorías. Ahora podemos verlo como un ejercicio, más que como una obligación. Saca a pasear a tu perro o sal a jugar con los niños más frecuentemente.
Fines de semanas: Es el momento ideal para seguir con tu gasto calórico, haciendo actividades diferentes a lo que estas acostumbrado y en familia. Además, al disponer de más tiempo puedes hacer actividades que necesitas más tiempo, como caminar por la montaña, salir con la bicicleta por el parque, etc.
Todas estas ideas y otras muchas que se te pueden ocurrir, harán que tu gasto calórico aumente y por lo tanto bajes de peso algo más rápido. Además, al introducir estas rutinas en tu vida diaria, harás más difícil que el peso que has perdido puedas recuperarlo.
¿Entonces no tengo que volver a ir al gimnasio?
No, el gimnasio es la pieza clave para mantener la masa muscular, algo que es muy importante y que hará que sigamos perdiendo peso y conseguir el cuerpo deseado.